CUANDO SE ADQUIERE UN ELECTRODOMÉSTICO NUEVO, A MENUDO HAY QUE DEDICAR ALGÚN TIEMPO A APRENDER A USARLO BIEN PARA QUE SE MANTENGA EN BUEN FUNCIONAMIENTO MUCHO TIEMPO. EN EL CASO DEL LAVAVAJILLAS, CONVIENE TENER EN CUENTA CIERTAS PARTICULARIDADES, PORQUE, SI BIEN PROMETE UNOS RESULTADOS DE LAVADO EXTRAORDINARIOS, PUEDE NO SER ADECUADO PARA SEGÚN QUÉ MATERIALES. ES POR ELLO QUE LA SIMBOLOGÍA INDUSTRIAL HA ACORDADO MARCAR LOS UTENSILIOS APTOS PARA EL LAVAVAJILLAS CON UN PEQUEÑO ICONO FÁCIL DE RECONOCER. CONOCE TU LAVAVAJILLAS A FONDO Y SÁCALE TODO SU PARTIDO.
Algo está claro, y es que el lavaplatos no nos libra del todo de lavar a mano. Por lo menos, si queremos cuidar nuestro menaje más delicado. Hay que tener en cuenta que, para ofrecer buenos resultados, un lavaplatos lava a temperaturas más altas, con una presión mayor y durante más tiempo que en un lavado usual a mano. Todas aquellas piezas con incrustados, de vidrio delicado o de cierta antigüedad, pueden resultar dañadas en un lavado a máquina. Estas piezas más antiguas fueron fabricadas sin pensar en que un día las podría lavar una máquina.
¿Cómo saber entonces si puedes meter un utensilio en el lavavajillas? Afortunadamente, la señalética industrial nos echa una mano con un pequeño icono ideado para acompañar el menaje apto para el lavavajillas. Se trata de materiales plásticos que soportan altas temperaturas sin cambiar de forma, sartenes y ollas sin antiadherente, piezas de acero inoxidable o vajilla de vidrio (si no es muy frágil), ya que son materiales que soportan bien el calor y la humedad.
Seguro que ya conoces otros iconos, como las indicaciones de lavado en las etiquetas de la ropa. Este pequeño icono conlleva pocas malinterpretaciones. Se trata de un dibujo esquemático de un lavavajillas en funcionamiento. Si está tachado, es que el utensilio en concreto no es apto para lavarse en lavavajillas. Para no malograr la vida útil de nuestros utensilios con el lavado, conviene comprobar antes cuál es la recomendación del fabricante.
Como mencionamos arriba, la gran mayoría del menaje cotidiano que usamos en casa puede meterse en el lavavajillas. Se trata de los vasos, las tazas, los platos y los cubiertos que usamos en las comidas, incluidos los biberones. Lo que quizá no sabe todo el mundo es que también pueden lavarse a máquina los juguetes de plástico más comunes (aunque siempre conviene comprobarlo primero), como las piezas de construcción, los muñecos o los juguetes de playa, los de la mascota o también piezas de acero inoxidable, los cajones de la nevera o incluso herramientas.
Las ollas y sartenes aptas para el lavavajillas son las que no tienen capa antiadherente, como las de acero inoxidable. Si quieres saber si tu fiambrera o tupperware es apta para el lavavajillas, tendrás que buscar el símbolo del lavavajillas en el fondo o en la tapa.
¿Qué cosas conviene lavar a mano?
Del párrafo anterior se desprende que será mejor lavar a mano las sartenes y ollas con capa antiadherente, puesto que, dado que el lavado a máquina es más agresivo, el teflón podría desprenderse poco a poco. Lo mismo puede decirse de los utensilios de hierro sin esmaltar, de cobre o de aluminio. Las tapas de las ollas a presión también se dañan, porque las altas temperaturas perjudican la goma y los restos de la pastilla de detergente podrían obstruir la válvula. Lo mismo sucede con los utensilios de madera, puesto que se trata de un material poroso que absorbe el agua y con el tiempo se hincha o incluso se rompe, creando astillas difíciles de detectar, sin contar que los utensilios perderán su aspecto y funcionalidad. Los cuchillos grandes de preparación, con mango de plástico o de madera, también ven reducida su vida útil en el lavavajillas, porque el lavado a máquina también resulta muy agresivo para la hoja.
Por último, y aplicando el sentido común, parece sensato no meter en el lavavajillas la cristalería delicada con incrustaciones de tus abuelos o la vajilla con ribete de oro que heredaste años atrás. Es verdad que los mejores lavavajillas cuentan con un departamento especial para copas, pero las incrustaciones y decoraciones delicadas podrían saltar por la temperatura y la presión del agua. El vidrio va perdiendo también brillo y transparencia.
En el uso de los aparatos de uso doméstico, conviene conocer su funcionamiento para sacar el máximo partido a su rendimiento. Los lavavajillas están diseñados para hacer frente a desafíos distintos cada día y por eso ofrecen diferentes tipos o programas de lavado que, como ocurre en la lavadora, se ajustan a condiciones variables y se reflejan en los iconos de los botones.
Hoy en día, muchos lavavajillas cuentan con una función automática que ajusta de forma autónoma la presión y la cantidad de agua, la temperatura y el tiempo de lavado a la suciedad de la vajilla. En ocasiones, resulta incluso más eficiente que un programa ecológico (“eco”), que reduce el consumo eléctrico y de agua al alargar el tiempo de lavado y se ajusta a una vajilla no excesivamente sucia. Los programas rápidos, por el contrario, reducen el tiempo de lavado, pero aumentan el consumo. Cuando la prioridad es la higiene, una función muy útil es aquella expresamente diseñada para lograr una higiene total en biberones, tablas de cortar, etc.
Normalmente, suele haber distintos programas para distintos grados de suciedad o de utensilios. Las ollas, cacerolas y platos muy sucios requieren un programa intensivo a una temperatura alrededor de los 70 grados; un programa a una temperatura de entre 45 y 65 grados se ajusta a las comidas y cenas de a diario, y, si tenemos copas y piezas delicadas que se puedan meter en el lavaplatos, será conveniente escoger un programa delicado a una temperatura no muy elevada, a unos 40 grados aproximadamente.
Una función muy útil que suelen incluir todos los lavavajillas es el prelavado. Esta función se utiliza para ablandar los restos de comida de la vajilla y evitar los malos olores en aquellos casos en los que no vayas realizar el lavado en seguida. Del mismo modo, los lavavajillas que ofrecen la posibilidad de pausar el lavado resultan muy prácticos, porque es muy común olvidarte algo fuera cuando ya lo has puesto en marcha. Y, puestos a pedir, hay algunos lavavajillas que incluyen un programa con zona intensiva que detecta distintos tipos de vajilla y se ajusta a los requerimientos de cada cual, por ejemplo, una zona con temperatura para copas de vino y otra para las ollas que usaste para cocinar.