El consumo de agua caliente es uno de los principales gastos en cualquier hogar. No es de extrañar que te hagas las siguientes preguntas: ¿qué es más económico, fregar a mano o utilizar el lavavajillas? ¿Qué consume más energía, qué es más higiénico y qué es más respetuoso con el medioambiente? Comparamos en detalle el uso del lavavajillas y el lavado a mano.
Puede resultar sorprendente, pero si un lavavajillas moderno se carga de forma eficiente y completa, consigue un consumo de agua significativamente menor en comparación con el lavado a mano normal. Los últimos modelos de lavavajillas solo consumen unos nueve litros de agua por ciclo de lavado, un 40 % menos que los aparatos de hace diez años. El programa Eco, que utiliza pequeñas cantidades de agua y bajas temperaturas, es especialmente económico.
Consejo: El consumo de agua es especialmente elevado cuando se lava la vajilla a mano con agua corriente. Si, en cambio, se deja correr el agua por el fregadero y se lava una gran cantidad de vajilla a la vez, el consumo de agua se aproxima al del lavavajillas. Así que, si eres muy disciplinado a la hora de lavar los platos, es posible que consigas gastar lo mismo que tu lavavajillas. El lavavajillas no siempre es más eficiente que el lavado a mano: el factor humano también es decisivo.
El consumo eléctrico de los lavavajillas modernos es mucho menor que hace años. Sin embargo, que el potencial de ahorro se haga realidad depende de muchos factores: la carga, la temperatura del agua, el ciclo de lavado utilizado, la dosis de detergente y, por supuesto, el modelo del lavavajillas. Se puede ahorrar energía, por ejemplo, si se programa el secado a temperatura ambiente o simplemente se termina el ciclo de lavado antes del secado automático; al fin y al cabo, la vajilla también puede secarse al aire.
Aunque se utiliza relativamente poca electricidad al fregar a mano (dependiendo del tipo de calentamiento del agua), el tiempo necesario y, a menudo, el consumo de agua es mayor.
En términos de rendimiento medioambiental, el lavavajillas se lleva la palma: limpia la vajilla de forma fiable incluso a bajas temperaturas y sin prelavado. Esto reduce el consumo de energía y, por tanto, también la huella de carbono del lavado. Sin embargo, además de la “energía gris” necesaria para fabricar, transportar y desechar los lavavajillas, la forma de energía utilizada para calentar el agua de lavado también es decisiva para el equilibrio medioambiental. La electricidad suele ser más perjudicial para el clima que la combustión de gas para calentar el agua. Si dispones de un sistema moderno de calefacción de gas o una bomba de calor, puedes reducir tu huella ecológica con una conexión adecuada para el agua caliente. Un sistema solar para la producción de agua caliente también reduce el consumo de electricidad, independientemente de si lavas a mano o a máquina.
La vajilla que ha estado en contacto con carne o pescado crudos debe limpiarse de forma especialmente higiénica y a fondo. En el programa estándar, el lavavajillas calienta el agua de lavado a unos 60 grados, una temperatura del agua significativamente más alta que la que puede alcanzarse lavando a mano. Por tanto, el lavavajillas es mucho más minucioso que el lavado a mano a la hora de eliminar los gérmenes.
Un lavavajillas moderno se amortiza con relativa rapidez. Sin embargo, para que tu economía se vea beneficiada, debes utilizarlo de la forma más eficiente posible.
- Enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas no suele ser necesario. Es habitual tirar los restos de comida y la suciedad gruesa en la basura justo después de la comida, para luego colocar la vajilla en la máquina.
- Si la vajilla no ha estado en contacto con carne cruda o huevos, basta con un programa económico o ecológico a baja temperatura. Esto puede ahorrar entre un cinco y un diez por ciento de electricidad por carga de lavado.
- La vajilla muy sucia también se puede dejar en remojo en el lavavajillas. Para ello, para el lavavajillas después de cinco minutos y reanuda el programa al cabo de media hora.
- Utiliza un programa a alta temperatura al menos una vez al mes. Un ciclo de lavado a 65 grados evita que la grasa y la cal se depositen en la máquina. Esto prolonga la vida útil del lavavajillas y mantiene su poder de limpieza.
- Limpia regularmente el tamiz del lavavajillas: si está obstruido, prolonga el ciclo de lavado y, por tanto, también aumenta el consumo de energía.
- Utiliza nuestras pastillas multifunción de alta calidad y mantén tu lavavajillas regularmente con el Somat Limpia Máquinas Intensivo: este elimina incluso las manchas más difíciles en el interior de la máquina, garantizando una limpieza duradera y un lavado eficiente.
En el pasado, los lavavajillas se consideraban costosos devoradores de energía. Sin embargo, los aparatos actuales son tan eficientes que pueden competir fácilmente con el lavado a mano. La conclusión más importante es que las personas suelen ser el factor decisivo. Si el lavavajillas se carga y funciona de forma eficiente, para la mayoría de los hogares resulta más económico y respetuoso con el medioambiente que fregar a mano. Sin embargo, si has aprendido una técnica de lavado manual especialmente eficaz y minuciosa también podrías ahorrar más que con el lavavajillas.